El que quiera sentirse mi amigo
tiene que negarse,
saber entregarse
y entablar una guerra consigo.
El que quiera sentarse conmigo
tiene que humillarse,
saber resignarse
y salir mi fiador y testigo.
El que herido por la soledad
no encuentra la luz,
que abandone su angustia y me siga.
Yo soy la verdad:
El amor que se abraza a la cruz,
afana la espiga.
Pablo Gonzálvez González, Maestro nacional jubilado
jueves, 27 de mayo de 2010
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