“El ya ser llamados por Dios es la primera recompensa: el poder trabajar en la viña del Señor, ponerse a su servicio, colaborar con su obra, constituye de por sí un premio inestimabile que paga toda fatiga”, afirmó el Papa al meditar el Evangelio del día de hoy.
El Papa resaltó además que esto solo lo entiende “quien ama al Señor y a su Reino; quien en cambio trabaja solamente por el dinero nunca se dará cuenta del valor de este inestimabile tesoro”.
Concluyó acudiendo a la Madre diciendo “Que la Virgen María nos ayude a responder siempre y con alegría a la llamada del Señor, y a encontrar nuestra felicidad en el poder fatigar por el Reino de los cielos”.